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Mostrando las entradas etiquetadas como POEMAS

Colombia Soy

Soy las sinfonías nocturnas de la selva que lo envuelven todo. Soy esa brisa marina que trae melodías de ballenas y olas con promesas. Soy ese café de la montaña endulzado con panela y con tu voz. Soy ese deseo que huele a orquídeas en tu cuello. Soy un bosque color verde esmeralda, y una esmeralda color verde bosque. Soy el sabor de la uchuva, el lulo, la guama, el borojó, el zapote. Soy un frailejón danzando en los páramos bajo la lluvia. Soy un ajiaco santafereño, una bandeja paisa, un pandebono valluno. Soy una catedral en el corazón de la montaña que sabe a sudor y lágrimas. Soy un oso de anteojos que no sabe leer. Soy un amor en los tiempos del cólera. Soy cien años en Macondo, rodeado de mariposas amarillas. Soy poemas nocturnos, llegando directo al corazón. Soy una trenza dejada como promesa de un amor eterno. Soy el hijo ausente perdido en la tierra del olvido. Soy unos pies descalzos recorriendo los caminos de la vida. Soy una cucharita que se perdió en mi pueblo ...

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Ella se desvanecía en el alba, se diluía entre los instantes, como quien nunca hubiera estado ahí, como si su existencia fuese un capricho de mi mente, como si sus latidos solo fueran el tictac de un reloj que me recuerda que el tiempo sigue su continuo paso.

Mi bella ciudad confederada

A esta, mi tierra del alma en la que crecí y en la que marcadas están mis huellas y en la que los recuerdos de risas y de noches van grabados. A esta, que le debo el primer aire que respiré y que tiene ese aroma a frutas y a ilusiones. Esta, mi tierra de verdes campos donde un tambor resuena entre montañas, una gema incrustada entre el Valle, bañada por las vigorosas aguas del Cauca... Mi ciudad que también carga una cruz. Mi bella ciudad confederada, déjame suspirar por ti en la distancia que a donde voy tu recuerdo me acompaña, que tu embrujo me envuelve y me hechiza para volver una vez más.

Antes de que termine el día

Antes de que termine el día quiero que todos escuchen mi rugido. Quiero cantarle a la lluvia y al sol y hacerte un collar con el arco iris. Antes de que termine el día estiraré mis garras y atraparé a mi presa, un descuidado sueño que ande incauto por la vida y que no se dé cuenta hasta que descanse entre mis zarpas. Antes de que termine el día vagaré entre deseos rotos y me haré una capa con todo lo que he aprendido de ellos, me cubriré con ella y esconderé mis heridas y saldré de nuevo al salir el sol.

Efímero

Qué es más efímero que esa mirada, mientras me pierdo en huracanes confundido en el ojo de la tormenta. Qué es más efímero que este respiro, mientras trato de contar tus cabellos que ondean como una enorme bandera. Qué es más efímero que este beso, ese que se pierde al contacto con tu distancia. Y aquí estoy, en este efímero instante donde recuerdo miradas, respiros y besos y simplemente dejo pasar esta efímera vida que se pierde en el latido de una estrella.

Sucedes

Sucedes. Sí, sucedes... Cuando el sol aparece en el cielo sucedes y cuando la lluvia llama a mi ventana... Cuando la luna se asoma en la noche a tejer las nubes y a contar estrellas mientras la oscuridad las sumerge y devora toda luz para apropiarse del firmamento. Sucedes mientras mi corazón late, mientras mi sangre recorre mis venas sucedes y cuando mi respiración te recuerda y mis suspiros te nombran y mi voz extraña a la tuya para estar completa. Sucedes mientras vivo, mientras mis ojos pueden contemplar la existencia sucedes y cuando la realidad se dobla para convertirse en ficción y cuando se encuentra nuevamente con ella misma como cuando en una noche estoy vivo escuchando mis latidos... simplemente sucedes.

Metamorfosis

Escribo entre los segundos que deja un respiro y otro, en medio del día soleado encerrado entre lunas y estrellas. Con una palabra merodeando ideas prohibidas, agazapada en medio del verano del sentido común, enseñando los dientes a la sobriedad de la cordura. Tiembla la tierra, fluye el río. Caminos serpenteando llegan a su destino... El suyo, el mío lo decido yo. Los segundos transcurren entre un paso y otro, entre un parpadeo y otro igual. Tus pasos y los míos se pierden en la arena de los años... El reloj no tarda en desvanecerse, en convertirse en una ilusión que el tiempo soñó, en un espejismo sobre las ondulantes arenas. La palabra salta, me esperaba tras una idea olvidada, me alcanza con sus garras, llega a a mi interior. Cuando despierto, ya no hay caminos ni sol ni luna. Ya no existen pasos sobre la arena ni caminos serpenteantes, ya no se estremece la tierra ni corre el río. Estoy allí, convertido en algo más, siendo algo distinto, diferente a lo que...

Sórdido

Camino entre el humo y los vapores, entre los alientos cercanos, en el erotismo del momento, entre aquel oscilante deseo. Florece la memoria en un segundo: aquellos aires con aroma a recuerdos, aquel minuto visto entre la niebla. Sueños hilados entre los ires del destino, tejidos con las agujas de un reloj mudo. El futuro como un océano profundo cuyas aguas embisten o acarician en su oleaje de obvia incertidumbre. Ya no hay más sueños cuando solo flotas, cuando solo habitas entre las aguas de la inconsciencia, entre un brindis tras otro y otro más, entre miradas sórdidas en medio de una ruleta, entre extrañas distorsiones de lo visto y lo no visto y un suspiro que rebota entre recuerdos y se escapa entre las paredes muertas de la conciencia.

A Martín

Pequeña luz, semilla de ángel. Cristal frágil sobre la arena que será el más fuerte diamante. Bajo las manecillas creces, tus manos cada vez más en alto. Espero que alcances las estrellas y todo lo que desees y anhelas. Tus ojos son un faro, me ayudan a recordar la meta, me retornan al camino, a mis nuevos sueños, iluminan mi senda. Con cada paso existes, con cada momento aprendes, con cada tropiezo avanzas, con cada sueño eres. Martín: bajo mi sombra creces, bajo tu sombra sueño.

Vespertina

Caminan los sueños sobre la arena, murmullaban las olas. Los suspiros convertidos en vientos, mi navío estremecido tras la tormenta. Flota, flotamos en la tarde silenciosa lo hacemos, sobre el vaivén de indecisas aguas, sobre lo que anhelamos y lo que tenemos. Un cielo espléndido. Un sol sobre aquella tarde, aquella tarde que va y viene sobre las olas del tiempo. Todo parece cíclico, todo encerrado en un instante, uno que se repite sobre las olas... Un instante que termina siendo esa misma tarde.

Las estaciones

Los juguetes, las tardes de juegos, los árboles, el sol, los sueños, la luna, los raspones, ropa sucia, las guerras, los muñecos, caramelos, las ilusiones... Los cabellos, los besos, las caricias, las mieles, las traiciones, el deseo, la carne, la piel y los suspiros, el sudor, las lágrimas, gemidos, las pasiones... El pasado, el ayer, los nudos, lo hecho, lo que no, desnudos, lo soñado, los fantasmas, los anhelos, melancolía, la nostalgia, los desvelos, los recuerdos... El temblor, el ocaso, el frío, la soledad, desvelo, desvaríos, los pies pesados, las manos débiles, cabellos blancos, piel ajada y el olvido... Y todo vuelve a iniciar bajo otra piel.

Entre tu piel y mi piel

Si las palabras no encienden, no son lo suficientemente seductoras. Si las miradas no acarician, no están siendo tan dicientes. Entre las pieles, los deseos no se improvisan, solo se sienten, se recorren. Una alquimia perfecta entre tu miel y mi saliva, sueños expuestos en tu geografía y mis palabras. Fragmentos de lirios convertidos en deseo. cabellos enredados en mis dedos, perfumes embriagando voluntades, deseos poseyendo nuestros cuerpos. Una última explosión, un epílogo. Gritos, sudor, esplendor. Caricias, el diluvio finaliza, y ahora sólo existimos entre tu piel y mi piel.

Teme

Teme, teme por tu alma. Eso que dijeron que tenías dentro. Eso con lo que sentías, con lo que podrías condenarte a una eternidad. Una eternidad en el fuego, una eternidad en la oscuridad. Que si luego resulta que no hay nada dentro, que solo es un deseo de trascender, de vivir eternamente, no pierdes nada. Porque tu alma, eso que temes que sufra, eso que deseas que sea feliz por siempre, no habría existido. Por eso teme a las cosas que haces que aquellos que te dicen que no las hagas esperas que no las hagan, y que al final esperas que aquellos que las hacen se quemen en el infierno, vivan en una eterna oscuridad. Teme, mi amigo a lo diferente.

Reflejos

Reflejos entre fragmentos, un espejo quebrado. Una ilusión convertida en astillas, un beso perdido entre destellos. Al tratar de ver los segundos reflejados Trato de verte ayer... Sólo veo el mundo distorsionado, sólo puedo ver algo roto, en el pasado. He tratado de juntar las piezas, de ver nuevamente lo que encierran. Solo veo momentos rotos, una imagen perdida, en el tiempo confundida. Realidad diluida entre instantes. imágenes puestas, una sobre otra, el ayer sobre el hoy, el verte ahora y antes de ayer... Y tú, envuelta entre reflejos.

Noctámbulo

Noche de danza, cielos de esplendor. Leyendo las palabras que las estrellas te dedican, entre las hojas de las horas nocturnas, acariciando los cabellos de la luna perlada, besando las pieles de los sueños rojos. Caminas entre los pétalos de la noche por la estela de las nubes misteriosas entre el espacio que ha dejado un beso y otro, tras una última palabra apasionada. Yo camino entre delirios ciegos, entre el gemir que arrulla al silencio y hace un eco entre tus noches y las mías. Recorro el arco que me lleva de nuevo al día donde desapareces como si fueras niebla, como si el sueño se desvaneciera al salir el sol.

Melancolía

Tras aquellos perfumes rotos de recuerdos, tras las caricias desvanecidas por el tiempo. Envejecidas las imágenes de ayer, enrarecidos los suspiros del pasado. Allí dormita aquel demonio de nombre Melancolía. No hay más tiempo que el que avanza hacia adelante, ni más camino que el que está frente a nosotros. Atrás quedaron los pasos que dimos. Que no despierten al demonio de su sueño, que no nos tienten sus ronquidos a mirar. Que no despierte y nos atrape y nos enrede en sus tentáculos y nos asfixie con su peso. Que no maldiga nuestra senda con perfumes rotos ni con caricias desvanecidas. Que se mantenga bajo el sueño donde sueña ser un sueño y no Melancolía.

La fiesta de la luna llena

Es la fiesta de la luna llena, nuestros cuerpos vestidos de rojo, de la sangre nuestra y de los otros y de minutos masacrados en la arena. Un tributo a los sueños rotos, el viento susurrando incongruencias y nosotros en la fiesta, con la sangre descompuesta de las uvas y del trigo, la molienda. Demencia, instinto, placer, fuerza. No hay nada más allá que aquella luna llena, que la doncella que con su esplendor nos baña, que la diosa que ofrece luz y no engaña. La fortaleza de lo dispar, las ansias entre la piel y la carne, entre los deseos de dejar de fingir, de volver a ser una bestia, un animal. Celebremos esta noche, escondidos tras las sombras, protegidos por la luz de nuestra luna, aquella que finge ser día en medio de la noche, aquella que quiere ser luz pero solo es sombra, una compañera en la oscuridad.

Ánimas

Ella, peinando sus cabellos, bordeando mi cordura con su voz, con un canto que se abre paso entre la noche. Despertando a la luna, pálida y lejana. Ella, mirando al firmamento desde mi ventana, con sus ojos puestos más allá de las nubes, más allá de lo que su vista alcanza. Contemplando el canto infinito del universo. Son una sola voz, el universo y ella, cuando su eco hace temblar a mi existencia. Y su mirada buscando más allá de las estrellas. Pálida, reflejando lo que encuentra, un universo frío. Ella, una aparición que acompaña mis noches. Ella se pierde en el laberinto de sus pensamientos. Translúcida, desvaneciéndose como mis recuerdos, convirtiéndose en el fantasma de lo que alguna vez fué. Y retorno a mis cavilaciones cuando despunta el alba, cuando los vestigios de ella se desvanecen. Nuevamente quedo acompañado del día que comienza y del deseo de seguir nuevamente esperando la noche, y a ella, peinando sus cabellos.

Oración

Canta hoy, en el cielo, ruega por mi alma y por la de quienes aún enfrentan la agonía, por la de todos los que mueren un poco con cada segundo. ¿Quiénes están contigo esta noche? ¿Alguien vela por tus sueños?¿Alguien te cuida? Aquí, taciturno, recorro la noche tratando de encontrar al sol, contando los minutos que, como granos de arena se escapan de mi ser. Soy una estatua de hielo derritiéndose y el tiempo es el calor arrasando con mi existencia. Oraré por ti, porque estés bien dondequiera que estés, para que, si existe un alma en este cuerpo vaya a donde estás y no te abandone nunca más. Esta noche oro por ti a pesar de que nadie, quizás, escuche mis oraciones.

Enamorado de ti

Sigo pensando en ti, en las noches que juntos veíamos, en las estrellas que estaban más cerca en tu compañía. Tan alta que me dejabas sin aliento. Sigo recordándote, sigo soñándote en las madrugadas, y acompañándome por un recuerdo tuyo cuando compartíamos los días y las noches. Sigo extrañándote, sigo añorando el tiempo que pasó, cuando te recorría y me deleitaba con tus secretos, cuando te exploraba por completo. Aún te pienso y el sentirte tan lejos de mí, tan alejada de mi existencia, solo me hace pensar en cuándo volveré a verte, a sentirte, a tenerte cerca. Preciosa, como esmeralda, ruidosa y encantadora, rebelde, sofisticada y coqueta. Sigo enamorado de ti, mi preciosa Bogotá.