¡Cuánto daría por un día en mi pasado! Despertarme en la cama de mi niñez y abrazar a mis abuelos, salir a correr con mis amigos de infancia y verme reflejado en las aguas del ayer, lejos de estas sábanas enfermas y de estos soles grises que solo iluminan mi amnesia y arrastran mi tiempo moribundo hacia su tumba.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas