Bajo la piel, mis células se estremecen y mis pupilas se dilatan. Mi sangre burbujeante me embriaga en la víspera de la perdición. Mi corazón y mi estómago se alínean preparándose para un eclipse corporal. Bajo la piel, mis músculos se tensan, se hacen uno con mi sentir. La adrenalina inunda mi ser, como si se tratase del combustible de mi cuerpo, de un bálsamo para mi alma. Bajo la piel, mi cuerpo se estremece al contacto de tus labios tus dedos me rozan y abrasan mi carne, queman también mi voluntad, desruyen tejidos y nervios a su paso hasta llegar al corazón.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas