Humo, aquel fantasma morando los minutos, los instantes antes de que el sol florezca. Los días gastados, las noches muertas, sueños de alcohol vagando a la deriva. Silencio, la agonía de la noche suspirando a mis espaldas, los cigarrillos muertos, botellas desangradas. Todos son fantasmas, fantasmas de ayer, promesas de un momento feliz que ya murió.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas