El Diario de Pope

Como gotas de lluvia en medio del verano, así vienen los recuerdos a refrescar la sequía del presente y a traerme la brisa de otros tiempos más allá de las fronteras del océano.

Solo, acompañado de la trémula luz de las velas, el silencio reinando al viento y las miradas perdidas al infinito. Hoy es una noche sin sueño, una noche sin futuro. Nuestra historia ha concluido, te has marchado.

Escribo en tu cuerpo aquello que no le diré a nadie más, con palabras convertidas en caricias. Escribo en tu cuerpo el poema más grande de amor que he escrito jamás.

Veo tus ojos formados de un vacío creciente, de un oscuro destino. Todo lo absorben, como agujeros negros... También mis pensamientos. Me miran, pero a través de ellos solo veo oscuridad, solo puedo ver caos y confusión. Solo puedo continuar mirándoles con deseos de acercarme pero consciente de que serán mi perdición.

Sueño con el día que me des un beso, con el momento en que la pasión te contagie y te haga suya. El instante en que mis labios y los tuyos se mezclen, en el que nuestra cercanía sea peligrosa y que el incendio empiece con una sola chispa.