Los castillos de hielo que algunos construimos son fuertes por fuera, por dentro son fríos, pero solo hace falta un poco de calor para echarlos abajo. Tristemente debo admitir que la situación que me ocurrió en vida se debe a algo así. Si mal no recuerdo, desde que tenía conciencia había empezado a crearlo, echando ladrillos sobre esa construcción, sintiendo que lo deseaba más grande, más fuerte, mas cerrado. Sus muros me permitían ver hacia afuera, pero todo se veía deformado, como imitaciones de las cosas del mundo real. Extrañas y ridículas figuras aparecían delante de mí haciendo que me refugiara en los lugares más oscuros y recónditos de aquel lugar. Las mañanas eran frías, y las noches lo eran aún más. El sol trataba de traspasar los gruesos muros, generando así solo un leve resplandor dentro del castillo. Allí sentía que podía vivir toda la eternidad, como si el tiempo no fuese importante allí adentro. Con el tiempo muchos trataron de tirarlo abajo, con sus ataques destruct...
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas