Tras diecisiete días y diecisiete noches encontré a un peón buscando a su reina. Nunca fui capaz de decirle que ella había dejado ya sus días y sus noches.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas