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Sucedes


Sucedes. Sí, sucedes...
Cuando el sol aparece en el cielo sucedes
y cuando la lluvia llama a mi ventana...
Cuando la luna se asoma en la noche a tejer las nubes
y a contar estrellas mientras la oscuridad las sumerge
y devora toda luz para apropiarse del firmamento.

Sucedes mientras mi corazón late,
mientras mi sangre recorre mis venas sucedes
y cuando mi respiración te recuerda
y mis suspiros te nombran
y mi voz extraña a la tuya para estar completa.

Sucedes mientras vivo,
mientras mis ojos pueden contemplar la existencia sucedes
y cuando la realidad se dobla para convertirse en ficción
y cuando se encuentra nuevamente con ella misma
como cuando en una noche estoy vivo escuchando mis latidos...
simplemente sucedes.

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Dorado

El océano dorado me acompaña inunda mi retina y llega a mi mente. Dorado, el sol como un rey se asoma. Dorado como tu alma, como el brillo de tus ojos mirando al cielo. En este atardecer que baña todo con el oro tus ojos se convierten en faros de mi corazón, y tu sonrisa como barrotes dorados  que encierran tu dulce voz para que no escape, para que no embruje el universo como lo has hecho con mi alma. Déjame ser como el dorado, brillante, esplendoroso, imponente. Como las luciérnagas que en medio del ocaso  nos escriben algo a lo lejos, algo que, quizás, no sea un adiós. 

129

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130

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