Soy el cocodrilo, en órbita de tus lunares. El que te reclama con canciones, el que te pide sólo un beso antes de marcharte, para guardarlo en una urna de cristal. Debajo de la tierra con tus viejas gafas negras y tus tacones nuevos. Los mismos que, por una eternidad de siete días, arañaron el pantano que aprendió tu nombre. Almuédano
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas