Las dos estatuas, mirando siempre al infinito, perdurando un momento, acontecido tiempo atrás. Las dos en silencio, viendo pasar los años como horas y a la gente, como el viento susurrar. Aquellas dos, viviendo eternamente en un instante capturado en el ayer.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas