No es el tiempo más que la sangre que recorre nuestros días, que calienta nuestras pasiones y que enfría nuestros recuerdos. No es el tiempo más que aquello que nos ata al ahora y nos acerca a la muerte y nos aferra a la vida. Este segundo ya ha pasado y solo nos queda el resto de nuestra vida.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas