Los dos bajo este árbol, una tarde. Yo, contando tus cabellos y tú, tú tan silenciosa como siempre, suspirando con los ángeles. El universo entero reposando bajo los árboles, solo el sol en la cúspide nos acompaña, jugando a filtrarse entre las hojas, jugando a pintarse en tu piel desnuda. Esa tarde, con el sol como testigo de nuestro encuentro, reflejando sus rayos en tus ojos y solo el viento sonando en la distancia. solo tú, el viento, el sol y yo. Un suspiro jugando a convertirse en brisa para poder escapar de nuestra pasión. Embriagados por la dicha y el placer, nosotros, testigos de aquella tarde, donde solo estábamos tú, el viento, el sol y yo.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas