Tengo en mis recuerdos una mañana cuando nuestras miradas se estrellaron y nuestros cuerpos detuvieron el mundo un instante. Una noche nuevamente volvimos a cruzarnos para decirnos adiós y no volver a vernos jamás.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas