La mujer que me trasnocha es una diosa en mis tiempos paganos. Es fuerza, es amor, es ritmo. Ella tiene más vidas que un gato y desafía todos los meses a la luna. La mujer que me trasnocha es una guerrera de tiempos ancestrales encarnada en un ser divino lleno de cualidades. Reza un rosario con las estrellas y limpia su alma con la luz de la luna llena. La mujer que me trasnocha es un ángel, es un sueño hecho vida, resplandeciente como el sol. Tiene rayos encerrados en sus ojos y en su voz la más hermosa melodía. Ahora, ella es quien me trasnocha. Yo la trasnoché mucho antes, cuando mi llanto la despertaba en la madrugada, Cuando me dio su calor, su amor, cuando me dio su tiempo y su alma. Desde siempre, a la mujer que me trasnocha la llamo madre.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas