Pienso en ella mientras miro a través de la ventana, mientras las gotas se deslizan sobre ella, mientras la lluvia empapa todo allí fuera. Pienso en ella cuando el reflejo sobre las manecillas del reloj me enceguecen, cuando la noche se rompe en mil pedazos y nace el día, cuando el sol cae sobre mi rostro, inclemente. Pienso en ella después de una larga serenata de grillos y de hojas, después de un largo día lleno ruido y bullicio, después de una noche de susurros y murmullos. pienso en ella y no dejo de pensar en ella. mis segundos y mi respiración se van en ello, los latidos de mi corazón y mis suspiros, en medio de la lluvia, del día soleado, de la cálida noche. Pienso en ella y no puedo dejar de pensar en ella.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas