Una expresión muy utilizada para refererirse a conversaciones sin sentido, donde las palabras salen un poco por inercia, pero sin reflejar absolutamente nada. He tenido cientos de estas conversaciones. Muchas las he iniciado yo, algunas las ha iniciado alguien más. No había conocido esa expresión hasta hace poco. Un besugo es un pez que vive en el Mar Cantábrico, así que podría justificar el no haber conocido aquella expresión. Me he imaginado a dos besugos frente a frente, tratando de mirarse y moviendo sus bocas, conversando animadamente:
-¿Qué piensas?
-Nada del otro mundo.
-Bien.
-¿Te parece?
-Mmm, a ratos.
-¿Sí?
-Podría ser.
-Mmm, entiendo.
-Esas cosas pasan.
-¿Cuáles?
-Estar pensando en nada del otro mundo.
Bueno, no es una imagen muy interesante... ver dos peces hablando de cosas sin mucho sentido.
Hay un momento que me incomoda, me fastidia un montón, y es aquel en el que el silencio se convierte en el rey del lugar. Ahí es cuando salta el besugo que habita en mí, cuando me salen branquias y empiezo a lanzar conversaciones irrelevantes, rellenar el vacío con palabras que no van a ningún lugar. He tenido muchísimas reacciones después de mis intentos de ser un besugo. Algunas personas terminan cualquier intento de conversación. Esto es porque de verdad no quieren hablar conmigo. Hay otras personas que se terminan ofendiendo si realizo preguntas que no van a ningún sitio, ya que lo consideran una pérdida de tiempo o que no se encuentran de ánimo. Existen también otras personas que sacan sus aletas y se sumergen en aquellas conversaciones conmigo. Son besugos y odian el silencio tanto como yo.
Adicionalmente, un diálogo de besugos puede desembocar a una conversación de verdad. En algunas ocasiones, de aquellas burbujeantes conversaciones, aparecen temas, frases o expresiones que desembocan en una lluvia de ideas, como un cortocircuito, como un tsunami, que termina arrasándolo todo. Así que es algo que no dejaré de hacer en mi vida. Es la mejor forma de abordar a alguien que no conoces, de romper el hielo o de símplemente demostrar que te gusta conversar.
Siempre me he considerado un buen conversador. Algunos dicen que nunca me callo. Aún así, existen momentos en los que no se me ocurre absolutamente nada por decir, donde nada es aplicable. También está el otro extremo, cuando la otra persona habla y habla y nadie la puede callar. No he conocido a muchas personas así, y a muchas menos con las cuales disfrute mantener una conversación prolongada de esta forma.
Ahora que conozco esa expresión y me doy cuenta que mis palabras me llevan a una conversación de este tipo, no puedo dejar de ver a mi interlocutor moviendo la boca como si estuviera respirando bajo el mar, como si al dejar de hacerlo sus pulmones dejaran de recibir oxígeno. No podré dejar de pensar que ser un besugo es una de las mejores cosas que puedes hacer para no perder el tiempo, o perderlo de una forma más entretenida.
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