un océano nos recuerda que existimos.
Aparecemos en los extremos de un péndulo,
en las caras opuestas de una moneda.
Cuando mi sol brilla, el tuyo se oculta
y cuando tu sol aparece, el mío se marchita.
Cuando tus sueños te acompañan, mi delirio me rodea
y los míos se convierten en las sombras de mi pasado,
en el viento que sacude mi embarcación,
en las olas que me hacen naufragar.
Solo sobrevive una botella,
flotando entre lágrimas y sudor,
entre sangre y licor.
Una carta de amor en el océano de mi desesperación.
Comentarios
Publicar un comentario