ni que el fuego brote inclemente de ellos y queme mi voluntad.
Nada impide que cuando camines, el sol retenga un suspiro,
ni que las estrellas quieran enredarse en tus cabellos,
negros como un río, una noche sin luna.
Nada impide que seas hermosa,
ni que al viento se le erice la piel al tocarte.
No hay nada que me impida embriagarme con tu presencia,
sentir tu fragancia inundando el universo.
Nada impide que disfrute admirándote,
nada impide que sueñe contigo esta noche...
Y quizás mañana también.
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