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La Noche Larga

Tu voz es humo,
tu cuerpo, cenizas.
Al tocarte con mis labios, tu cuerpo se enciende.
Mi aliento pasando a través de ti,
penetrando cada rincón de tu ser.

Es una noche larga y me acompañas,
silenciosa, y etérea,
como un fantasma de la luna.


Abismos de eternidad rondando mi mente,
silencio rodeando mi cordura.
Es una larga noche la que me espera.
Los minutos transitan a lomos un pegaso moribundo.
Las horas son una simple esperanza del final de la noche.


Las manecillas se niegan a moverse,
el reloj muerto mira hacia el infinito.
Parpadeo y el tiempo se ha desplazado hacia atrás.
La noche está muerta, luce pálida.



Una noche más de inútiles pensamientos,
una noche llena de historias confusas
rondando lo imaginario y lo real,
caminando entre las tierras yermas de los sueños,
navegando en la marea de mis ideas.


La noche larga casi llega a su fin.
La luna agonizante se marcha, pálida y fría.
Los rumores del mundo empiezan a dejar oir sus voces,
las manecillas despiertan, no estaban muertas.

El tiempo reaparece con los primeros rayos,
Mis ojos vieron transcurrir el espacio
entre el ayer y el ahora.
Enrojecidos e iluminados por el sol
se quedan vigilando mis ideas
para que no escapen,
para que no se mezclen más con la fantasía,
para que me permitan descansar.

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