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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Cuando Éramos Niños

Cuando éramos niños nuestro patio era nuestro campo de batalla. Nuestros juguetes eran nuestros soldados, eran nuestros héroes y villanos. Cualquier experiencia era inolvidable, cualquier historia irrepetible, digna de ser contada a las demás generaciones. Cada juguete nuevo era un tesoro, el especial del que jamás nos olvidaríamos... jamás lo haríamos. Cuando éramos niños nuestras peleas terminaban en abrazos, en reconciliaciones especiales. Cuando fuimos niños creíamos que podríamos hacer cualquier cosa, conseguir todo lo que queríamos. Qué tontos fuimos cuando éramos niños. Qué felices fuimos cuando éramos niños.

La Noche Larga

Tu voz es humo, tu cuerpo, cenizas. Al tocarte con mis labios, tu cuerpo se enciende. Mi aliento pasando a través de ti, penetrando cada rincón de tu ser. Es una noche larga y me acompañas, silenciosa, y etérea, como un fantasma de la luna. Abismos de eternidad rondando mi mente, silencio rodeando mi cordura. Es una larga noche la que me espera. Los minutos transitan a lomos un pegaso moribundo. Las horas son una simple esperanza del final de la noche. Las manecillas se niegan a moverse, el reloj muerto mira hacia el infinito. Parpadeo y el tiempo se ha desplazado hacia atrás. La noche está muerta, luce pálida. Una noche más de inútiles pensamientos, una noche llena de historias confusas rondando lo imaginario y lo real, caminando entre las tierras yermas de los sueños, navegando en la marea de mis ideas. La noche larga casi llega a su fin. La luna agonizante se marcha, pálida y fría. Los rumores del mundo empiezan a dejar oir sus voces, las manecill

Copenhague en Otoño

Si alguna ciudad me ha encantado desde que la conocí, ha sido la preciosa capital de Dinamarca, Copenhague. Tengo que admitir que cada ciudad tiene lo suyo, que son preciosas Bogotá y Madrid, como dos joyas. Pero Copenhague encierra muchas de las cosas que me parecen agradables en una ciudad. Un ambiente tranquilo, las calles sin tantos coches, muchas bicicletas. No hay muchos edificios y la gente transita sin prisas. Llegué en mi primera visita a Copenhague en el otoño de 2008. Tras un viaje de tres horas, pasé a visitar a una de mis grandes amigas de mi infancia, Karin. Llegué casi a las tres de la tarde y el sol ya se estaba ocultando. La última vez que nos habíamos visto había sido en Colombia hacía casi siete años. Uno nunca sabe cómo puede cambiar una persona en el transcurso de ese tiempo. Nos encontramos en el aeropuerto y al saludarla supe que a pesar de que había pasado mucho tiempo no habíamos cambiado tanto, seguíamos siendo parte de lo mismo. Con los buenos amigos pued

Brisas de Mallorca

Escuché un sonido... le pedí las alas al viento y volé. En la noche escuché susurros de mi vida. Volé, como nunca antes había volado en mi existencia y vi las estrellas bajo mi ser. A mis pies brillaban anhelantes, nadando en el océano. Constelaciones sumergidas iluminando la noche llena de susurros, llena de secretos. Por la playa de Mallorca he caminado flotando sobre sus arenas, escuchando lo que me dice el mar, dejando mis huellas al andar. Allí los astros hacen una fiesta y yo le robo un beso a la luna. Danzo con ellos y me confundo, me creen uno más me invitan a las alturas. El día aparece, las estrellas se desvanecen con la luna. La noche le da la bienvenida al sol y el astro rey me muestra el lugar donde estoy, un paraiso aparece ante mis ojos. Mallorca, lugar donde el cielo desciende por un instante, donde el tiempo encuentra su destino descansando sobre la arena.