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Mostrando entradas de diciembre, 2013

25

Cómo desearía sentir tu calidez hoy, sentir tu piel con la mía, muy cerca.  Acariciarte, sentir tu presencia.  Es triste no poder estar en ambos sitios,  contigo y rehaciendo mi vida.

24

En un fragmento de hielo escribí tu nombre, seguro que con el tiempo desaparecería.  Sus frías letras congelando mi calidez,  su frigidez sofocando mis anhelos.  No importa si se derrite o se congela,  al final, el fragmento desaparecerá,  y tu nombre, de la memoria del hielo.

23

Abro la ventana para esperar noticias tuyas, noticias que me trae la noche.  Me quedo esperando que el viento me susurre palabras,  que me diga cómo estás.  No sé si la magia ha muerto o te has olvidado de mí  y no recuerdo cuál es la delgada línea que las separa.

22

Atardeceres de ensueño cuando el sol se marcha, cuando la noche saca a relucir su vestido de terciopelo y exhibe un collar de estrellas.  Y su rostro de mujer dibujado en la luna, coqueteando en las alturas. Quiero verla para siempre pero cuando me acostumbro a su presencia, se marcha, coqueta con el alba, como la amante que debe regresar a su otra vida, lejos de mí, al salir el sol.

21

A lomos del tiempo solo existe el mismo panorama, no hay más motor para mis actos  ni más esperanza para mis días.  Solo queda la larga espera  y el deseo de que el camino por venir sea menos extenso.  Todo camino se hace largo cuando no sabes a dónde lleva.

20

Cada vez mis pasos más pesados llevando una carga sobre mis hombros, una demasiado grande. El secreto convertido en un peso, uno incapaz de ser llevado y la revelación como una llave, la llave para escapar de su presión... Una palabra que cambia nuestro paisaje.