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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Las Horas

Mirar caminando al reloj tan despacio como si no quisiera llegar a su destino. La una y recuerdo una persona, alguien en mi pasado, que como los segundos se convirtió en pasado, se transformó en ayer. Las dos y somos dos juntos aquella tarde, rodeados de lluvia, que como el agua, se escapó de nuestras manos y se marchó al olvido. Las tres y son tres los besos que nos dimos antes de enredarnos para siempre, uno en el tiempo del otro, que se pierde en el viento como tu aliento mientras me hablas. Las cuatro y ahora son cuatro las velas que te rodean, las que ahora me acompañan y las que te dicen adiós en medio de la noche perenne. Las cinco y sigo allí, pensando en que en el futuro ya no existirás, que nuestro tiempo juntos no resultó ser más que el fragmento de una ilusión hecha momento. Las seis y el sol nace de nuevo, vuelve a aparecer por el horizonte pero tú ya no estás allí para ver otro amanecer. Y sin ti, otro día más pierde su sentido.

Placebo

Una mirada que convierto en un suspiro y una sonrisa tuya que hace hervir mi sangre. Una caricia transformada en escalofrío. Estando junto a ti estoy completo. Tu silueta recortada en el tiempo. Un instante que convierto en un recuerdo, en un momento al que puedo regresar cuando quiera, en un fragmento de realidad en el que puedo vivir fragmentado y no compartir con nadie más, nunca más. Realidad convertida en memorias, memoria convertida en realidad. Como los ríos que en sus aguas llevan el secreto para calmar la sed, así mi mente encierra el secreto para ser feliz. Un instante recordándote, me traslado al pasado donde todo es real. Un placebo para soportar esta vida en la distancia. Un engaño para soportar la rutina de mis días, donde los sueños se han convertido en días grises y tu sonrisa solo está allí, en el pasado, perdida entre la bruma de la amnesia. Un lugar al que ya no puedo viajar más. Solo puedo rogar para que tu sonrisa esté allí, brillando en mi futuro.