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Mostrando entradas de marzo, 2012

La Larga Espera

Mientras escribía la última carta, el viento silbaba a través de mi ventana, un escalofrío recorriendo mi espalda. La hoz asomándose desde afuera, rasgando las cortinas. Los últimos minutos, la larga espera. No hubo otoño más largo, que aquel que vio despertar a la primavera. Mientras la última carta nacía, mis manos presurosas le daban forma. Luego, un libro jugando a ser una margarita, despedazado a mis pies. No hubo sueño más largo, que aquel del cual jamás despertarás. El frío entraba por la ventana, las hojas en el suelo esparcidas se agitaban. Allí, un perro jugando a ser un guardián se escondía bajo la cama, donde reposaban todos mis sueños. No hubo atardecer más largo que aquel que nunca vio su final. Un último atardecer, mientras mis manos escribían con prisa, mientras la hoz se enredaba con la cortina, mientras los sueños se hacían jirones en medio del insomnio, en medio de la noche eterna que había llegado. No hubo vida más larga que aquella qu

Si...

Si te animas, prometo despertarte con un beso todos los días de vida que me quedan, prometo soñar contigo al menos una vez cada noche. Prometo pedirte un beso cada vez que te tenga frente a mí. Si me lo permites, espero poder contar todas las noches que estés conmigo y preguntarle al viento cómo estás si andas lejos y pedir que vuelvas pronto con cada estrella fugaz. Si lo quieres, escribiré tu nombre en el cielo con las estrellas y pintaré el paisaje con los colores de mi alma, colgaré la luna sobre lo más alto para que ilumine tus sueños y tus noches.

La Noche

La noche, toda llena de susurros y caricias, iluminados por la luna coronada de estrellas. Bajo el manto de los árboles los colores agonizan. Entrelazados, piel con piel. Suave piel que roza con la mia. Un cuerpo ardiente que me brinda su calor, en esta noche donde las ánimas se asoman por la ventana, en esta noche llena de susurros y de hojas al viento, en esta noche cargada de sensualidad y de sueños en pétalos de rosa. Esta noche que nos pertenece por completo, la que solo compartimos con el viento que llevó tus gemidos, arrastró nuestros sueños y los convirtió en esta noche. Motivos nos faltaban y sin embargo allí estábamos, entrelazados como si no hubiera mañana en nuestras vidas, como si todo lo que apareciera ante nosotros fuera esta noche, una noche llena de calor. Y los árboles, en forma de sombra atraviesan la ventana, y nuestras caricias atravesando nuestra voluntad. La noche, cómplice, es tan culpable como nosotros. Nos tentó con su cobijo de sombras