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Mostrando entradas de abril, 2013

Punto sin retorno

Nos encontrábamos en un punto sin retorno. Ella mantenía el frío cañón de su revólver contra mi mejilla, frío como la muerte. Su pulso era firme, como si no le importara amenazar mi vida, como si no le importase halar del gatillo llegado el momento y terminar con mi existencia. Lo veía en sus ojos: Lo deseaba, quería acabar conmigo. ¿Por qué no lo hacía de una buena vez? La respuesta era simple: Porque yo tenía una pistola ejerciendo presión sobre su sien. Ella me miraba con odio e impotencia. Yo trataba de fingir que no me importaba y trataba de ofrecerle una sonrisa fingida, como el de aquel que tiene controlada la situación. Qué lejos estaba de la realidad. No pensé jamás volver a usar un arma contra otra persona aunque, si eso fuera del todo cierto, hace mucho tiempo me habría desecho de aquella pistola, que era lo único que me mantenía vivo de momento. Ella, con su mirada fija en mí y su respiración agitada, no dejaba de presionar el cañón, ahora algo tibio, contra mi mejilla. M

Ahora

El presente es lo único que queda entre las cenizas del pasado y la niebla del futuro. Con cada parpadeo los instantes pasan. El momento no se detiene, fluye. Los segundos son gotas del tiempo en una borrasca de sensaciones. Cada latido marca el ritmo de mi vida. En ocasiones rápida e intensa, como el océano en medio de la tormenta. En momentos lenta y tranquila, como un lago, una tarde sin viento. Cada paso marca un camino, destinos desconocidos me esperan. Una conversación con un nudo en la garganta o la palabra desnuda, seduciendo al presente. Con cada respiración, un aire me renueva. Entre suspiros, pasan momentos que me dejan sin aliento. Gemidos y sollozos, todos son aire en mi interior. Cientos de pensamientos entre el ayer y el mañana, Todo fluye entre ambos polos, entre ambos extremos... Y solo un instante: Ahora.