Arde, ciudad de papel.
Quema tus puertas de tinta,
las palabras que adornaron tus muros.
Que las llamas lo alcancen todo.
Que borren todo tu esplendor,
que destruyan toda evidencia.
Ciudad próspera hecha de ilusiones,
de promesas y de sueños.
Tus murallas reducidas a cenizas.
Que no quede nada,
que solo se vea una columna de humo a lo lejos,
que solo queden vestigios de tu existencia.
Esta noche
he decidido destruir esta ciudad,
hecha con sus cartas y sus fotos.
He decidido condenarla a morir incinerada.
Todos los sueños gritando desde sus ventanas,
toda ilusión convirtiéndose en cenizas.
Esta noche es el final.
Los pilares de esta ciudad no quedarán en pie.
El olvido se llevará los restos,
el silencio lo inundará todo.
Arde, ciudad de papel.
Olvida las frases inolvidables,
llévate su perfume muy lejos.
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas
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