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Dime

Dime que te regale el mundo  y te daré mi universo.  Dime que sueñe contigo  y te entregaré mis noches.  Dime que te regale una sonrisa  y te daré mis alegrías. Dime que te escriba algo  y llenaré al mundo con palabras para ti.  Dime que te regale la luna  y te haré un collar con las estrellas.  Dime que tome tu mano  y no te soltaré jamás.

Lágrimas al Viento

Las lágrimas al viento, como tu voz, como tus palabras, como tu mirada. Y las huellas que he recorrido un montón de veces antes, el fango por el que me arrastro después. Sobre los caminos las huellas se cruzan, me confunden y me desorientan. Y al lado del camino, una silueta, entre el paisaje arrasado por mis decisiones. Llueven los segundos inundando el tiempo, arrasan el presente y ahogan el pasado. No hay tiempo... Ni ahora, ni antes, ni nunca. No hay recuerdos, ni habrá sueños. Las ilusiones cayeron de mis manos, se rompieron, frágiles, como son. Veo mi reflejo en los trozos esparcidos. Veo mi reflejo en tus lágrimas de tinta. Mis lágrimas al viento, mi voz, mis palabras, mi mirada. Y las huellas sobre el camino que he transitado tantas veces antes...

Desafío

Salta muy alto, alcanza las estrellas. El silbato marca el génesis de la batalla. Tus guerreros buscan la gloria, tus hermanos se unen a la lucha. Todos buscan la preciada esfera, le buscan para abandonarle en su nido, le sueñan reposando sobre el aro, le desean irrumpiendo en el anillo. Los rivales no se dejarán vencer tan fácilmente, dejarán su alma en el campo igual que los tuyos. Cuerpos al contacto en la batalla, sudor y lágrimas atestiguan su destino. Los minutos también son el enemigo o quizás un aliado en quien confiar. El marcador continúa su constante cambio, el silbato concluye la lucha sin importar el resultado, sin importar el ganador. ¿Quién será?

Como Una Sombra

Como una sombra, intocable, inalterable, así es tu mirada en las noches. Una llamarada resplandece frente a mí, me deslumbra. Y aparece tu rostro,  delante mío, como si fuera mi porvenir, como si fuera mi destino. Ahora,  uno frente al otro, respiro tu mismo aire, tu aliento lo convierto en un suspiro. Escucho los latidos de tu corazón y llegan a mi mente convertidos en la más maravillosa de las sinfonías. Tus labios me invitan a besarlos, a convertir tus besos en mi fuego, tu calor en mi esperanza. En un segundo tus deslumbrantes cabellos me dejan mudo y tus ojos me hipnotizan y me atraen. Estoy perdido...

La Larga Espera

Mientras escribía la última carta, el viento silbaba a través de mi ventana, un escalofrío recorriendo mi espalda. La hoz asomándose desde afuera, rasgando las cortinas. Los últimos minutos, la larga espera. No hubo otoño más largo, que aquel que vio despertar a la primavera. Mientras la última carta nacía, mis manos presurosas le daban forma. Luego, un libro jugando a ser una margarita, despedazado a mis pies. No hubo sueño más largo, que aquel del cual jamás despertarás. El frío entraba por la ventana, las hojas en el suelo esparcidas se agitaban. Allí, un perro jugando a ser un guardián se escondía bajo la cama, donde reposaban todos mis sueños. No hubo atardecer más largo que aquel que nunca vio su final. Un último atardecer, mientras mis manos escribían con prisa, mientras la hoz se enredaba con la cortina, mientras los sueños se hacían jirones en medio del insomnio, en medio de la noche eterna que había llegado. No hubo vida más larga que aquella qu...

Si...

Si te animas, prometo despertarte con un beso todos los días de vida que me quedan, prometo soñar contigo al menos una vez cada noche. Prometo pedirte un beso cada vez que te tenga frente a mí. Si me lo permites, espero poder contar todas las noches que estés conmigo y preguntarle al viento cómo estás si andas lejos y pedir que vuelvas pronto con cada estrella fugaz. Si lo quieres, escribiré tu nombre en el cielo con las estrellas y pintaré el paisaje con los colores de mi alma, colgaré la luna sobre lo más alto para que ilumine tus sueños y tus noches.

La Noche

La noche, toda llena de susurros y caricias, iluminados por la luna coronada de estrellas. Bajo el manto de los árboles los colores agonizan. Entrelazados, piel con piel. Suave piel que roza con la mia. Un cuerpo ardiente que me brinda su calor, en esta noche donde las ánimas se asoman por la ventana, en esta noche llena de susurros y de hojas al viento, en esta noche cargada de sensualidad y de sueños en pétalos de rosa. Esta noche que nos pertenece por completo, la que solo compartimos con el viento que llevó tus gemidos, arrastró nuestros sueños y los convirtió en esta noche. Motivos nos faltaban y sin embargo allí estábamos, entrelazados como si no hubiera mañana en nuestras vidas, como si todo lo que apareciera ante nosotros fuera esta noche, una noche llena de calor. Y los árboles, en forma de sombra atraviesan la ventana, y nuestras caricias atravesando nuestra voluntad. La noche, cómplice, es tan culpable como nosotros. Nos tentó con su cobijo de sombras...