Atardeceres de ensueño cuando el sol se marcha,
cuando la noche saca a relucir su vestido de terciopelo
y exhibe un collar de estrellas.
Y su rostro de mujer dibujado en la luna,
coqueteando en las alturas.
Quiero verla para siempre
pero cuando me acostumbro a su presencia,
se marcha, coqueta con el alba,
como la amante que debe regresar a su otra vida,
lejos de mí, al salir el sol.
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