No sé
dónde terminan los sueños y comienzas tú,
dónde fenece tu aliento y nace mi suspiro,
dónde finaliza el arcoíris e inician tus ojos.
No entiendo
cómo puede el tiempo transcurrir sin tu risa,
ni cómo la luna puede reflejarse en tus ojos.
Como si una diosa pudiera verse reflejada en otra.
No puedo
recordar tu rostro sin dejar sonreir,
sin perderme en aquella sonrisa infinita,
entre aquel cabello que te rodea.
No quiero
dejar de verte un segundo más,
ni dejar de enceguecerme por la luz que emana de tu alma,
y que se refleja en tu rostro inmaculado.
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