No tengo nada que ofrecerle al mundo.
Con mis manos vacías recorro la oscuridad.
Descalzo, mis pies sienten el frio suelo.
Ayer quería alcanzar las estrellas con mis dedos,
hoy solo una fría tumba espera mis horas.
Un trueno ilumina por instante mi vida.
Un instante, como el fragmento del tiempo que soy.
Caminando en medio del silencio, mis horas consumo.
Los sueños quedaron atrás de mis pasos hace eones,
mis ojos enfocan la soledad frente a mí.
No existe nada más...
solo un remedo de vida, una parodia de existencia.
Solo un gasto innecesario de aire,
un espacio desperdiciado.
Soy solo un mal sueño del que todos quisieran despertar,
soy solo el desperdicio de carne que camina sin cesar.
Nadie me ha dicho que estoy muerto, pero me enteraré pronto,
como todos lo haremos, y tomemos el viaje como llegamos...
con las manos vacías, en la oscuridad, esperando ver la luz
al final del camino.
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