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Sucedes

Sucedes. Sí, sucedes... Cuando el sol aparece en el cielo sucedes y cuando la lluvia llama a mi ventana... Cuando la luna se asoma en la noche a tejer las nubes y a contar estrellas mientras la oscuridad las sumerge y devora toda luz para apropiarse del firmamento. Sucedes mientras mi corazón late, mientras mi sangre recorre mis venas sucedes y cuando mi respiración te recuerda y mis suspiros te nombran y mi voz extraña a la tuya para estar completa. Sucedes mientras vivo, mientras mis ojos pueden contemplar la existencia sucedes y cuando la realidad se dobla para convertirse en ficción y cuando se encuentra nuevamente con ella misma como cuando en una noche estoy vivo escuchando mis latidos... simplemente sucedes.

Metamorfosis

Escribo entre los segundos que deja un respiro y otro, en medio del día soleado encerrado entre lunas y estrellas. Con una palabra merodeando ideas prohibidas, agazapada en medio del verano del sentido común, enseñando los dientes a la sobriedad de la cordura. Tiembla la tierra, fluye el río. Caminos serpenteando llegan a su destino... El suyo, el mío lo decido yo. Los segundos transcurren entre un paso y otro, entre un parpadeo y otro igual. Tus pasos y los míos se pierden en la arena de los años... El reloj no tarda en desvanecerse, en convertirse en una ilusión que el tiempo soñó, en un espejismo sobre las ondulantes arenas. La palabra salta, me esperaba tras una idea olvidada, me alcanza con sus garras, llega a a mi interior. Cuando despierto, ya no hay caminos ni sol ni luna. Ya no existen pasos sobre la arena ni caminos serpenteantes, ya no se estremece la tierra ni corre el río. Estoy allí, convertido en algo más, siendo algo distinto, diferente a lo que...

Sórdido

Camino entre el humo y los vapores, entre los alientos cercanos, en el erotismo del momento, entre aquel oscilante deseo. Florece la memoria en un segundo: aquellos aires con aroma a recuerdos, aquel minuto visto entre la niebla. Sueños hilados entre los ires del destino, tejidos con las agujas de un reloj mudo. El futuro como un océano profundo cuyas aguas embisten o acarician en su oleaje de obvia incertidumbre. Ya no hay más sueños cuando solo flotas, cuando solo habitas entre las aguas de la inconsciencia, entre un brindis tras otro y otro más, entre miradas sórdidas en medio de una ruleta, entre extrañas distorsiones de lo visto y lo no visto y un suspiro que rebota entre recuerdos y se escapa entre las paredes muertas de la conciencia.

A Martín

Pequeña luz, semilla de ángel. Cristal frágil sobre la arena que será el más fuerte diamante. Bajo las manecillas creces, tus manos cada vez más en alto. Espero que alcances las estrellas y todo lo que desees y anhelas. Tus ojos son un faro, me ayudan a recordar la meta, me retornan al camino, a mis nuevos sueños, iluminan mi senda. Con cada paso existes, con cada momento aprendes, con cada tropiezo avanzas, con cada sueño eres. Martín: bajo mi sombra creces, bajo tu sombra sueño.

Vespertina

Caminan los sueños sobre la arena, murmullaban las olas. Los suspiros convertidos en vientos, mi navío estremecido tras la tormenta. Flota, flotamos en la tarde silenciosa lo hacemos, sobre el vaivén de indecisas aguas, sobre lo que anhelamos y lo que tenemos. Un cielo espléndido. Un sol sobre aquella tarde, aquella tarde que va y viene sobre las olas del tiempo. Todo parece cíclico, todo encerrado en un instante, uno que se repite sobre las olas... Un instante que termina siendo esa misma tarde.

Las estaciones

Los juguetes, las tardes de juegos, los árboles, el sol, los sueños, la luna, los raspones, ropa sucia, las guerras, los muñecos, caramelos, las ilusiones... Los cabellos, los besos, las caricias, las mieles, las traiciones, el deseo, la carne, la piel y los suspiros, el sudor, las lágrimas, gemidos, las pasiones... El pasado, el ayer, los nudos, lo hecho, lo que no, desnudos, lo soñado, los fantasmas, los anhelos, melancolía, la nostalgia, los desvelos, los recuerdos... El temblor, el ocaso, el frío, la soledad, desvelo, desvaríos, los pies pesados, las manos débiles, cabellos blancos, piel ajada y el olvido... Y todo vuelve a iniciar bajo otra piel.

Entre tu piel y mi piel

Si las palabras no encienden, no son lo suficientemente seductoras. Si las miradas no acarician, no están siendo tan dicientes. Entre las pieles, los deseos no se improvisan, solo se sienten, se recorren. Una alquimia perfecta entre tu miel y mi saliva, sueños expuestos en tu geografía y mis palabras. Fragmentos de lirios convertidos en deseo. cabellos enredados en mis dedos, perfumes embriagando voluntades, deseos poseyendo nuestros cuerpos. Una última explosión, un epílogo. Gritos, sudor, esplendor. Caricias, el diluvio finaliza, y ahora sólo existimos entre tu piel y mi piel.