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Mi Universo Perfecto

Hoy quisiera reposar sobre tus brazos, olvidarme del mundo que se empeña en arañar mis esperanzas. Hoy solo quisiera suspirar por ti y que aparecieses en medio de la bruma del futuro. Hoy déjame soñar entre tus caricias. Dejarme caer sobre tu piel desnuda, lejos del ruido de los autos y de las oficinas, lejos de las mentiras y las malas voluntades. Solo hoy permíteme ser acariciado por tus labios. Ellos, todos llenos de tentación y de deseo. Poder escapar en medio de tus susurros al placer, recorrido por la inminente perdición. Refugiado en ti, deseo huir solo por hoy de mi realidad, escapar durante un momento al sitio donde solo tú existes. Solo tú, mi universo perfecto.

Lágrimas de tinta

En la ribera del tiempo, en un lugar entre un segundo y otro, un hombre ve, cansado, su reloj de tinta. Preocupado, con su rostro dibujado entre arrugas, solo piensa en lo que queda en sus venas. En aquello que dibujó con palabras, en aquellos sentimientos convertidos en frases. Ayer gastó su tinta en palabras y manchas y ahora mira hacia el fondo del pasado donde queda lo que compartió y lo que no, ahora es poca y no se desperdicia. Ahora hay lágrimas, lágrimas negras y lo que escribe ya no se remarca con la energía del pasado. En algún momento ya no podrá escribir más y solo dejará el papel marcado, ausente de tinta. En algún instante su reloj terminará de fluir y el final de sus palabras llegará. Solo espera poder terminar de decir aquello que quiso y que esperó mucho tiempo para escribir.

Oscuridad

Aquí estoy, al margen de tu existencia, mirando a través de la tormenta. Soñando con la luz del sol, con tus ojos reflejando mi mirada. Aquí, en medio de la noche, del sitio donde la oscuridad reina y la ausencia de tu luz invade lo que me rodea. Aquí mismo, en medio de la turbia compañía del vacío. No hay luz de luna ni estrellas en el cielo, solo un frío que penetra hasta los huesos. Uno que me recuerda lo lejano que está tu calor, lo remoto que se encuentra el sueño de tu cercanía. Más distante de ti con cada segundo y tu recuerdo, que se vuelve más turbio en mi memoria. Mi verdadera soledad no es que te halles lejos esta noche sino que tu imagen se esfume de mi pasado, como si hubiera estado esperando un momento para desvanecerse.

Promesas en el Viento

Solo una noche, bajo el frío manto de las nubes, con las estrellas respirando su gélido aliento y la luna mirando indiferente. Solo esa noche. El viento silbando palabras entre rendijas, arrastrando las promesas que existieron ayer y que hoy solo hacen parte del invierno que danza en la oscuridad. Una noche, cuando los rumores se vuelven realidades. Cuando el sol temeroso huye de la mañana y la luz se esconde tras la bruma y los cantos de las aves tras el viento matutino. Un corazón sigue latiendo, sobreviviendo al gélido aliento de las noches, al frío invencible del pasado. Sigo escuchando las promesas en el viento, en una noche de invierno que derrotó al sol y que venció sobre el cálido beso del ayer. Sigo despierto, esperando el calor. Sigo aquí, luchando entre tinieblas. Solo sobrevive un poco de fuego en mi interior, suficiente para desatar el incendio.

Las Horas

Mirar caminando al reloj tan despacio como si no quisiera llegar a su destino. La una y recuerdo una persona, alguien en mi pasado, que como los segundos se convirtió en pasado, se transformó en ayer. Las dos y somos dos juntos aquella tarde, rodeados de lluvia, que como el agua, se escapó de nuestras manos y se marchó al olvido. Las tres y son tres los besos que nos dimos antes de enredarnos para siempre, uno en el tiempo del otro, que se pierde en el viento como tu aliento mientras me hablas. Las cuatro y ahora son cuatro las velas que te rodean, las que ahora me acompañan y las que te dicen adiós en medio de la noche perenne. Las cinco y sigo allí, pensando en que en el futuro ya no existirás, que nuestro tiempo juntos no resultó ser más que el fragmento de una ilusión hecha momento. Las seis y el sol nace de nuevo, vuelve a aparecer por el horizonte pero tú ya no estás allí para ver otro amanecer. Y sin ti, otro día más pierde su sentido.

Placebo

Una mirada que convierto en un suspiro y una sonrisa tuya que hace hervir mi sangre. Una caricia transformada en escalofrío. Estando junto a ti estoy completo. Tu silueta recortada en el tiempo. Un instante que convierto en un recuerdo, en un momento al que puedo regresar cuando quiera, en un fragmento de realidad en el que puedo vivir fragmentado y no compartir con nadie más, nunca más. Realidad convertida en memorias, memoria convertida en realidad. Como los ríos que en sus aguas llevan el secreto para calmar la sed, así mi mente encierra el secreto para ser feliz. Un instante recordándote, me traslado al pasado donde todo es real. Un placebo para soportar esta vida en la distancia. Un engaño para soportar la rutina de mis días, donde los sueños se han convertido en días grises y tu sonrisa solo está allí, en el pasado, perdida entre la bruma de la amnesia. Un lugar al que ya no puedo viajar más. Solo puedo rogar para que tu sonrisa esté allí, brillando en mi futuro.

Sin poder describirte

Cómo poder describirte tan solo con palabras. Cómo intentar poder plasmar en una frase toda tu belleza. Como intentar encerrar a la luna en una lágrima o tratar de describir una puesta de sol tomado de tu mano. Cómo poder decir que tu voz enamora querubines y que tus ojos fulminan en la turbia tormenta de tu mirada. Cómo poder describir tu sonrisa que condena almas y tus cabellos que son hilos de los que está tejida la noche. Imposible definir tu ondulante cuerpo que a lo lejos se presenta como una estrella titilante y en la cercanía es un imponente sol, abrasivo, absoluto, hechizante. No puedo encontrar palabras para decirte lo que siento, como tampoco soy capaz de describirte. Como si la lluvia tratara de describir al sol y al verle produjera el más hermoso arcoiris.