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Tú, el viento, el sol y yo

Los dos bajo este árbol, una tarde. Yo, contando tus cabellos y tú, tú tan silenciosa como siempre, suspirando con los ángeles. El universo entero reposando bajo los árboles, solo el sol en la cúspide nos acompaña, jugando a filtrarse entre las hojas, jugando a pintarse en tu piel desnuda. Esa tarde,  con el sol como testigo de nuestro encuentro, reflejando sus rayos en tus ojos y solo el viento sonando en la distancia. solo tú, el viento, el sol y yo. Un suspiro jugando a convertirse en brisa para poder escapar de nuestra pasión. Embriagados por la dicha y el placer, nosotros, testigos de aquella tarde, donde solo estábamos tú, el viento, el sol y yo.

Te mentiría

Te mentiría si te digo que a veces no sueño con tu voz, con ese sonido de querubines mezclado con sensualidad. Si no te dijera que a veces veo tus ojos en mis sueños, como aquel lugar donde quisiera encontrarme encerrado para siempre. Te mentiría si dijera que no suspiro por tus cabellos, por aquella marea oscura, brillante y salvaje que desciende sobre tus hombros como una caída de agua. Que se mece, arrullada por el viento, que se mece por el coro de ángeles, que desde el cielo te cuidan. Te mentiría si no dijera que al ver tus labios deseo un beso de ellos que perdure por siempre, que se tatue en mi piel eternamente y que su fragancia me acompañe hasta el fin de mis días. Si, te mentiría y no puedo dejar de mentirte porque solo le queda la mentira a este mundo, porque solo queda la promesa de un futuro donde no sé si estarás presente aquí, conmigo. Si, te mentiría.

De repente

Así, como cuando alguien pierde el hilo de la conversación y su vida empieza a deshilarse. Como cuando te despiertas bruscamente de un sueño para encontrarte cayendo irremediablemente en otro. Como cuando la primera gota cae sobre tu cabeza y es el génesis de la tempestad. Como cuando la primera hoja cae y anuncia el inicio del otoño. Así como cuando la primera lágrima anuncia el llanto o como cuando las nubes oscuras se desvanecen mostrando al arcoíris. Como cuando el primer cabello blanco aparece... Así, tan de repente en mi mundo,  apareciste tú.

Hombre de Cartón

De cartón mi corazón es. Se moja y se daña aún más. No se sienten los latidos, solo el viento. Mis ojos no lloran, están secos. Pueden escribir sobre mi piel pero luego todo se borra sin mucho esfuerzo. No sueño, todo es papel. Me alimento de tinta y de gis, mis heridas las curo con celofán. No hay dolor allí, donde se rompe. Atardeceres de carboncillo me acompañan. Pensando que pude ser algo más pero solo un hombre de cartón soy.

Pesadilla

Aves con plumas de algodón en fuego. Cielos anaranjados y oscuros, como un atardecer eterno. Sobre las arenas de ceniza contemplo, bajo mi mirada perpleja, tu rostro de mármol esculpido por el lado de la montaña que no puedo ver. La lluvia inicia con lágrimas cayendo del cielo. Comienza, como comienza el llanto, con un murmullo convertido en excusa, como un sollozo esculpido sobre el viento. El huracán inicia como un suspiro, inicia, como inicia un recuerdo en la distancia, como el aire que se marcha para no volver. Sueños de arena, esos son los que no quiero. Sueños edificados, hermosos e imponentes pero que las olas arrastran y demuelen, que cenizas sumergen y sofocan, que los truenos aturden y enmudecen. Sueños que se convierten en viento y desaparecen por el horizonte.

Dime

Dime que te regale el mundo  y te daré mi universo.  Dime que sueñe contigo  y te entregaré mis noches.  Dime que te regale una sonrisa  y te daré mis alegrías. Dime que te escriba algo  y llenaré al mundo con palabras para ti.  Dime que te regale la luna  y te haré un collar con las estrellas.  Dime que tome tu mano  y no te soltaré jamás.

Lágrimas al Viento

Las lágrimas al viento, como tu voz, como tus palabras, como tu mirada. Y las huellas que he recorrido un montón de veces antes, el fango por el que me arrastro después. Sobre los caminos las huellas se cruzan, me confunden y me desorientan. Y al lado del camino, una silueta, entre el paisaje arrasado por mis decisiones. Llueven los segundos inundando el tiempo, arrasan el presente y ahogan el pasado. No hay tiempo... Ni ahora, ni antes, ni nunca. No hay recuerdos, ni habrá sueños. Las ilusiones cayeron de mis manos, se rompieron, frágiles, como son. Veo mi reflejo en los trozos esparcidos. Veo mi reflejo en tus lágrimas de tinta. Mis lágrimas al viento, mi voz, mis palabras, mi mirada. Y las huellas sobre el camino que he transitado tantas veces antes...