Aves con plumas de algodón
en fuego.
Cielos anaranjados y oscuros,
como un atardecer eterno.
Sobre las arenas de ceniza contemplo,
bajo mi mirada perpleja, tu rostro de mármol
esculpido por el lado de la montaña que no puedo ver.
La lluvia inicia con lágrimas cayendo del cielo.
Comienza, como comienza el llanto,
con un murmullo convertido en excusa,
como un sollozo esculpido sobre el viento.
El huracán inicia como un suspiro,
inicia, como inicia un recuerdo en la distancia,
como el aire que se marcha para no volver.
Sueños de arena,
esos son los que no quiero.
Sueños edificados, hermosos e imponentes
pero que las olas arrastran y demuelen,
que cenizas sumergen y sofocan,
que los truenos aturden y enmudecen.
Sueños que se convierten en viento
y desaparecen por el horizonte.
en fuego.
Cielos anaranjados y oscuros,
como un atardecer eterno.
Sobre las arenas de ceniza contemplo,
bajo mi mirada perpleja, tu rostro de mármol
esculpido por el lado de la montaña que no puedo ver.
La lluvia inicia con lágrimas cayendo del cielo.
Comienza, como comienza el llanto,
con un murmullo convertido en excusa,
como un sollozo esculpido sobre el viento.
El huracán inicia como un suspiro,
inicia, como inicia un recuerdo en la distancia,
como el aire que se marcha para no volver.
Sueños de arena,
esos son los que no quiero.
Sueños edificados, hermosos e imponentes
pero que las olas arrastran y demuelen,
que cenizas sumergen y sofocan,
que los truenos aturden y enmudecen.
Sueños que se convierten en viento
y desaparecen por el horizonte.
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