La última vez que le vi
estaba pálida aquella mañana,
con sus manos aferradas a los recuerdos
y su mente fija más allá del cielo.
La última vez que le vi
fue un instante congelado,
una imagen que se había quedado sin tiempo
y sin poder decir adiós.
estaba pálida aquella mañana,
con sus manos aferradas a los recuerdos
y su mente fija más allá del cielo.
La última vez que le vi
fue un instante congelado,
una imagen que se había quedado sin tiempo
y sin poder decir adiós.
Comentarios
Publicar un comentario