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Decirte adiós

Decirte adiós fue lo más terrible que ha pasado.
verte una última vez ha sido el final,
el infarto a este corazón moribundo.

Cerrar mis ojos y no verte más fue espantoso.
Al ver que ya no estabas, los colores se habían ido.
Los sueños se habían convertido en viento
y se habían ido lejos,
muy lejos.

Allí donde me quedé cuando te fuiste,
del suelo no brotó jamás algo.
Las semillas encontraban en aquel sitio su tumba,
como mis pulmones, que soltaron el último suspiro
y no suspiraron nunca más.

Allí, donde quedé,
se plasmó mi sombra sobre el suelo,
marcada por mis lágrimas que la convirtieron en mancha.

Allí, donde me dijiste adiós
quedó mi cadáver en pie,
fingiendo estar vivo,
fingiendo seguir respirando,
seguir viviendo.
No sé cuánto más pueda fingir.

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