Vamos sin norte, sin ruta trazada.
Navegamos sin sentido, sin punto de llegada,
sabiendo de antemano que nuestro destino es el naufragio.
Nuestra brújula está arruinada,
las estrellas no nos guían.
A babor, los sueños convertidos en esperanzas.
A estribor, los deseos hechos sufrimiento.
El sol se asoma a burlarse de nosotros durante el día
y en la noche, la luna se sienta a contemplarnos con tristeza.
Las nubes derraman sus lágrimas sobre nuestro navío.
Las estrellas cuentan nuestras noches en vela.
Las olas golpean mi embarcación,
amenazan con volcarla,
con arrastrar mi mundo hacia el abismo,
hacia las profundidades absolutas.
Demasiado tiempo a la deriva,
el timón lleva mucho tiempo estropeado.
A lo lejos puedo ver tierra firme
pero es tan distante que no podremos alcanzarla.
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