La noche,
toda llena de susurros y caricias,
iluminados por la luna coronada de estrellas.
Bajo el manto de los árboles los colores agonizan.
Entrelazados, piel con piel.
Suave piel que roza con la mia.
Un cuerpo ardiente que me brinda su calor,
en esta noche donde las ánimas se asoman por la ventana,
en esta noche llena de susurros y de hojas al viento,
en esta noche cargada de sensualidad y de sueños en pétalos de rosa.
Esta noche que nos pertenece por completo,
la que solo compartimos con el viento que llevó tus gemidos,
arrastró nuestros sueños y los convirtió en esta noche.
Motivos nos faltaban y sin embargo allí estábamos,
entrelazados como si no hubiera mañana en nuestras vidas,
como si todo lo que apareciera ante nosotros fuera esta noche,
una noche llena de calor.
Y los árboles, en forma de sombra atraviesan la ventana,
y nuestras caricias atravesando nuestra voluntad.
La noche, cómplice, es tan culpable como nosotros.
Nos tentó con su cobijo de sombras,
nos protegió bajo su manto de sueños.
La noche escondió mis caricias y tus besos del mundo,
nos protegió de todos quienes me señalan y de quienes te juzgan.
Embriagante, tu saliva se mezcla con mi sudor,
la pasión envolviéndonos y arrastrándonos más hondo,
ya no hay retorno.
Y en medio de la noche, un grito...
Todo ha terminado
toda llena de susurros y caricias,
iluminados por la luna coronada de estrellas.
Bajo el manto de los árboles los colores agonizan.
Entrelazados, piel con piel.
Suave piel que roza con la mia.
Un cuerpo ardiente que me brinda su calor,
en esta noche donde las ánimas se asoman por la ventana,
en esta noche llena de susurros y de hojas al viento,
en esta noche cargada de sensualidad y de sueños en pétalos de rosa.
Esta noche que nos pertenece por completo,
la que solo compartimos con el viento que llevó tus gemidos,
arrastró nuestros sueños y los convirtió en esta noche.
Motivos nos faltaban y sin embargo allí estábamos,
entrelazados como si no hubiera mañana en nuestras vidas,
como si todo lo que apareciera ante nosotros fuera esta noche,
una noche llena de calor.
Y los árboles, en forma de sombra atraviesan la ventana,
y nuestras caricias atravesando nuestra voluntad.
La noche, cómplice, es tan culpable como nosotros.
Nos tentó con su cobijo de sombras,
nos protegió bajo su manto de sueños.
La noche escondió mis caricias y tus besos del mundo,
nos protegió de todos quienes me señalan y de quienes te juzgan.
Embriagante, tu saliva se mezcla con mi sudor,
la pasión envolviéndonos y arrastrándonos más hondo,
ya no hay retorno.
Y en medio de la noche, un grito...
Todo ha terminado
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