Ya no ríes ni lloras,
eres distante, te pierdes entre el recuerdo.
Desorientada entre un segundo y otro,
entre el frío susurro de la noche y el latido de la luna.
No puedo escucharte.
Es un silencio que duele en mis tímpanos,
inundados de otros que no me interesan.
Parpadeo, aunque todo se mantiene congelado en mi retina.
Un frío recorre mi espalda y todo está perdido en el instante.
Quieto, como en medio del delirio del tiempo.
Silencioso, encerrado entre los ecos de lo que parecía ser.
Te veo pero pareces no estar.
Me miras como si fuera un fantasma del ayer,
como si pudieras ver a través de mí aquello que está más allá,
aquello remoto entre la quietud de las horas.
Y allí quedé, mudo.
Esperando algo que jamás llegaría.
Algo que quizás pudo existir en el pasado
pero que el frío invierno de la distancia congeló para siempre.
eres distante, te pierdes entre el recuerdo.
Desorientada entre un segundo y otro,
entre el frío susurro de la noche y el latido de la luna.
No puedo escucharte.
Es un silencio que duele en mis tímpanos,
inundados de otros que no me interesan.
Parpadeo, aunque todo se mantiene congelado en mi retina.
Un frío recorre mi espalda y todo está perdido en el instante.
Quieto, como en medio del delirio del tiempo.
Silencioso, encerrado entre los ecos de lo que parecía ser.
Te veo pero pareces no estar.
Me miras como si fuera un fantasma del ayer,
como si pudieras ver a través de mí aquello que está más allá,
aquello remoto entre la quietud de las horas.
Y allí quedé, mudo.
Esperando algo que jamás llegaría.
Algo que quizás pudo existir en el pasado
pero que el frío invierno de la distancia congeló para siempre.
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