Un ángel sentado en la luna pensando en que está muy solo, cazando estrellas fugaces pidiendo con cada una un deseo. Un ángel contando galaxias y enumerando constelaciones. Sigue estando triste allí, en la luna, donde siempre es de noche, donde nunca hay cielos azules. Un ángel queriendo estar en la tierra pero la trompeta que le acompaña sólo anuncia destrucción. Y sigue contando el tiempo...
Pertenecemos a nuestros actos, a nuestros días, a nuestros sueños. Mis ideas siempre han sido como un montón de moscas viajando de un lado para otro, en desorden. Es hora de encender una luz para atraerlas a todas